Video e indignación: un hombre capturó un delfín, lo envolvió en una frazada y se lo llevó a su casa

Una ola de indignación se generó en las redes sociales luego de la viralización de un video en el que se ve cómo una persona pesca un delfín en Mar del Tuyú, lo envuelve en una frazada y se lo lleva a su casa. Inmediatamente, organizaciones ambientalistas repudiaron el hecho. Para conocer más detalles del hecho, FM de la Montaña se comunicó con Pablo Denuncio, biólogo marino oriundo de Mar del Plata.



El especialista contó que la especie en cuestión es un delfín franciscana, un animal nativo de Sudamérica, que se encuentra en el centro-sur de Brasil, Uruguay y el norte del mar argentino. Esta especie de delfín se encuentra en peligro de extinción.

Denuncio aclaró que "estos animales no son el objetivo de captura de un pescador", es decir, que cuando se los captura no se lo hace intencionalmente. Explicó que cuando un pescador despliega la red de pesca en busca de pescados, suele pasar que el delfín "se enreda en la red de pesca, y ahí, como es un mamífero como nosotros, no puede salir a respirar y se termina ahogando".

"Luego, cuando el pescador retira la red, entre los pescados que son el objetivo de su pesca, aparecen otras especies que no son deseadas", agregó.



En diálogo con La Montaña, el biólogo marino hizo hincapié en que este caso particular se viralizó pero esto sucede de a centenares, anualmente. "Se estima un mínimo de 500 animales muertos por año", indicó y agregó: "Esto coloca a la especie en un estado llamado vulnerable, que es un estado de riesgo de extinción importante".



Denuncio contó que están trabajando en conjunto con los pescadores en entender cuál es el mecanismo por el cual el animal se enreda y después intentar colocar algún dispositivo que permita disuadir al animal de la red de pesca. "El pescador también es parte de la solución, no podemos erradicar a todos los pescadores. Entre todos tratamos de estudiar y qué es lo que le pasa al animal y a partir empezar a tomar decisiones", explicó.

Por último llamó a la reflexión y advirtió que "si no cambiamos las costumbres de aquí a 30 años seguramente su población se verá casi al borde de la extinción definitiva".

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