Por Martín Castilla desde Qatar

Argentina es finalista de la mano del Messi más mágico

Argentina es finalista de la mano del Messi más mágico

DOHA.- ¡Argentina finalista de la Copa del Mundo de Qatar 2022! El grito tan esperado se escuchó en Lusail y en todas las gargantas argentinas disfónicas de tanta emoción. Como en el ’30, en el ’78, en el ’86, en el ’90 y en el 2014. La Argentina es una de las dos selecciones que lucharán por el ansiado trofeo. El otro finalista saldrá del partido entre Francia, el gran candidato, y Marruecos, la sorpresa.

Meritorio ingreso a la finalísima del domingo tras vencer 3 a 0 a Croacia. No hay discusión. O acaso alguien puede dudar del equipo que se ganó merecidamente un lugar en la cita máxima en un certamen que le puso adversidades en el camino. Que tiene una estructura colectiva construida por su entrenador y que sostiene al mejor jugador del mundo: Lionel Messi, un talento determinante en estado de gracia con serios argumentos para cumplir el sueño que tanto anhela.

Con el mismo carácter que había mostrado a lo largo del Mundial, Messi se hizo cargo de su sueño más preciado a partir de su gran sentido de intuición para resolver partidos adversos. Este equipo ejemplar en entrega y dedicación se hizo fuerte a tiempo frente a Croacia. Gracias a Messi, como lo hizo desde el primer momento y en cada uno de los difíciles peldaños que subió hasta la final. Se despidió como siempre se lo vio, feliz, cantando y cansado de dejarlo todo, con esa estela de líder que se reforzó en cada choque, cada pase y cada gol.

Hubo una ecuación futbolística que la Argentina resolvió como tantos otros partidos. Messi desenfundando, siendo el más determinante y certero en el país de las arenas y el petróleo, mientras el rival jugaba con ese ritmo cansino que se complicaba en los metros finales. Este conjunto dirigido por Scaloni agrupó bien sus líneas y apostó a las salidas rápidas para el talento de Messi y el sacrificio de Julián Álvarez, otro socio fundamental en la gran semifinal vivida en Lusail.

La ventaja le hacía honor a la tremenda capacidad de gol de este seleccionado en su búsqueda del contraataque. Elabora en el medio de la adversidad y ejecuta, y ese poder de resolución lo hace también un gran equipo. Frustró a una Croacia que tuvo toque en el medio, de poca profundidad y que ni Modric pudo recatar esta vez.

Con menos posesión, el conjunto argentino fue mucho más filoso, ya sea mediante la electrizante movilidad de Messi o por los otros estandartes de esta conquista. Julián Álvarez y sus incansables corridas. Los despejes de Cuti Romero y Otamendi. Los avances y los quites de Tagliafico. Las habilitaciones de Enzo Fernández.

Messi tiene un lugar preponderante en la historia del seleccionado (igualó el registro histórico de partidos mundialistas de Matthäus con 25). Ahora lo hace con su manejo de los tiempos, con su capacidad para despejar caminos ofensivos y apilar rivales, y con la pelota atada como en el tercer gol de la Argentina que selló Julián Álvarez.

Esta vez la angustia siempre estuvo en el público argentino, que por ese entonces aplaudía cada intervención de los gladiadores argentinos. El equipo trabajó el resto del partido. Por eso cuidó el resultado, achicó en su campo y redujo al mínimo el margen de error. La Argentina es finalista. Por sexta vez en su historia. El seleccionado con personalidad, goles y sacrificio cumplió el objetivo que se había propuesto. Queda un paso más hacia la gloria tan esperada.

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